martes, 1 de marzo de 2016

53 .- El gatito rubio. Un paseo por Yanguas.







Nuestro protagonista


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Como ya dijimos el otro día después de visitar Diustes fuimos a comer a Yanguas. Un buen cocido de garbanzos, al menos a mí me puso a tono. Diosss, que güeno me supo. Así que después de yantar como Dios manda decidimos dar un paseíto por la villa pa bajar los garbanzos. Enfilamos la cuesta de entrada y al pasar por el arco encontramos un guía que nos acompañaría durante la visita. Unas veces por delante y otras por detrás no nos abandonó ni un momento ni cuando se tropezó con un plato de comida. Comió y en cuanto se vio satisfecho vino otra vez a nuestro lado. Con suaves maullidos requería nuestra atención un hermoso gatito rubio.

A vista de pájaro
 Yanguas está situado en una zona estratégica. Situada en la ruta que unía Calagurris con Numantia controla el paso del desfiladero aguas abajo del río. Desconozco la ruta exacta que seguían las legiones y los mercaders romanos pero hacían falta buenas piernas para moverse por estas agrestes tierras.  Parece que su nombre proviene del latín IANVAS Puertas.  E incluso se le llega a mencionar en alguna ocasión como puertas de Valdearnedo.




Puente de Yanguas
Yanguas tiene un puente, un castilllo y una torre a las afueras del pueblo. El castillo perteneció a la familia de los Ramirez de Arellano, señores de los Cameros. 

Torre de San Miguel














 La torre al parecer perteneció a un antiguo poblado anterior al actual más próximo al puente que sigue la ruta que trazaron los romanos.

Antes de los romanos estas abruptas y abarancadas tierras serranas fueron llamadas Idoubeda y fueron pobladas por  puelaciones de origen cetíbero, los pelendones. Al parecer existen numerosos restos de castros por la zona.
  Los castros de Idoubeda

Los Yangüeses aprovecharon su situación geográfica, a medio camino entre la ribera del Ebro y Soria,  y un privilegio del rey Alfonso XI que les eximía de pagar tributos al comerciar por las ciudades de Castilla  para convertirse en arrieros, llegando a tal fama que son mencionados en el Quijote de Cervantes.
Orden, pues, la suerte y el diablo, que no todas veces duerme, que andaban por aquel valle paciendo una manada de jacas galicianas de unos arrieros yangüeses, de los cuales es costumbre sestear con su recua en lugares y sitios de yerba y agua; y aquel donde acertó a hallarse Don Quijote era muy a propósito de los yangüeses. Sucedió, pues, que a Rocinante le vino en deseo de refocilarse con las señoras jacas, y saliendo, así como las olió, de su natural paso y costumbre, sin pedir licencia a su dueño, tomó un trotillo algo pacadillo, y se fue a comunicar su necesidad con ellas; mas ellas, que a lo que pareció, debían de tener más gana de pacer que de él, recibiéronle con las herraduras y con los dientes, de tal manera que a poco espacio se le rompieron las cinchas, y quedó sin silla en pelota; pero lo que él debió más de sentir fue que viendo los arrieros la fuerza que a sus yeguas se les hacía, acudieron con estacas, y tantos palos le dieron, que le derribaron mal parado en el suelo. Ya en esto Don Quijote y Sancho, que la paliza de Rocinante habían visto,

 Relato del encuentro de Don Quijote con los yangüeses
 
Puerta de la villa

Aquí se reunían miles de ovejas procedentes del Camero Viejo para realizar la trashumancia hacia las tierras más cálidas de la Extremadura.

Salida hacia Extremadura
 
 Así que acompañados por nuestro guía felino vamos a dar una vuelta por el pueblo


 Subimos la cuesta para entrar por la puerta en la muralla.











A nuestra izquierda queda esta casa con muchos, muchos años.











 
Ahora estamos dentro de la villa







Aquí estaría ubicada alguna antigua taberna !Cómo cambian los tiempos!
La competencia vigila.
Es sus tiempos esto era lo mas......
Seguimos un ratito para arriba y a nuestro acompañante le aparece la competencia. Este gato sale corriendo y se refugia en una ventana

Seguimos por las angostas calles hasta llegar a la puerta de la villa donde antaño se concentraban los rebaños para iniciar la trashumancia. 

¿Habrá alguien tras el visillo?

Torre de San Miguel

 Desde esta zona divisamos la torre de San Miguel que debió ser la iglesia del antiguo poblado.

Trillo
Portal de acceso a la plaza












 Seguimos escaleras arriba hasta llegar a un arco que nos dará acceso a la plaza mayor. Y ! como no! con nuestro guía que ya ha acabado de almorzar y nos ha buscado. Nuestro amigo se encontró con un plato de pienso, supongo que dejado para otro, pero como no había nadie que se lo disputase, pues pensó pa sus adentros, !aprovecha antes de que vengan más ! . Pensábamos que tras un buen almuerzo se habría quedado buscando a alguna gatita con ganas de amores pero al parecer ésta no apareció y volvió con nosotros. 
 
Nuestro amigo ha vuelto
Soportales del ayuntamiento
Esta Plaza Mayor en su día tuvo que ser majestuosa, no llego aimaginarme completamente el día que hubiera alguna feria con los ganados, el bullicio de la gente y los días de fiestas en los que dulzaineros y tamboriteros alegraban el día. aquí se conocerían parejas, se convendrían matrimonios, y quizá  escapando por alguna estrecha calleja algún par de enamorados daría rienda suelta a sus ardores. 

Hoy la plaza aparece desierta y silenciosa, a un lado, el ayuntamiento,  al otro la iglesia. A los costados soportales y alguna casa venida a menos, o bastante menos,  por la acción de los tiempos y de sus inclemencias.




Ayuntamiento




Colmena












Escriño
Dimos la vuelta a la plaza, enfrente del ayuntamiento la Iglesia.  No deberían parecerles a las autoridades ecclesiasticas muy católicas las actitudes verbales de algunos Yangüeses del siglo XVIII . Contra juradores y maldizientes reza el tavesaño de la cruz y una placa conmemorando una misión en 1753. No parece que fueran precisamente rezos ni expresiones piadosas lo que salían de esas bocas cuando la mula no tiraba con suficiente fuerza camino de Oncala.



Contra juradores y madizientes



Calle de Yanguas

 Yanguas (Por A. García Omedes)

Después de pasear por las dos calles principales volvimos al aparcamiento !cómo no! acompañados por el gatito rubio. En un pequeño parque delante de las escuelas unos columpios. El gatito se dejo´coger y lo montamos en en asiento. Y aquí debía sentirse tan a gusto, con el sol tibio acariciando su lomo, que estvo la mar de formal durante el fotochou.

Aquí le tenemos montado en el columpio.

A  llegar al coche una niña nos dice que no es un gato sino un conejo y los padres nos explican la historia.
Hace algunos años lo trajeron de Soria y después de alguna temporada  no se sabe por qué, dejaron de venir pero el gato se quedó en Yanguas. Y como estaba bastante adaptado al contacto con los humanos, más que como gato se comporta como un perro siguiendo al primer humano que encuentra.   


Bajamos al puente e intentamos acercarnos a la torre de San Miguel pero no encontramos un camino apto para nuestra forma física y yo al menos me encuentro cansado. Otra vez será.
 Y nos vamos de vuelta que enseguida anochecerá y no queremos andar de noche por la carretera.
Hasta la próxima

Salú pa tós.